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El Liberbank Cuenca empieza su aventura europea con Montoro y Dutra incendiando Bélgica

El camino por Europa del Liberbank Cuenca comenzó con una gran zancada hacia la fase de grupos de la Copa EHF. Los de Lidio Jiménez inauguraron su cuaderno de bitácora ganando por 29-34 en una batalla en Flandes que durante muchos momentos fue un paseo militar. La dignidad guerrera del Achilles Bocholt evitó que el triunfo conquense en su pista se convirtiera en escabechina pero todo apunta a que no tienen recursos suficientes como para cobrarse la revancha el próximo sábado y la aventura de Cuenca por Europa tendrá algunos capítulos más en 2019.

La afición se encargó de poner los cimientos de esta victoria convirtiendo el Sportcomplex De Damburg en una franquicia de El Sargal. Las voces de la animosa hinchada local no alcanzaban ni la quinta parte de los decibelios de los 150 hinchas conquenses y sus cánticos de guerra. Minimizado el factor cancha con esta invasión de la grada, el Achilles se quedó sin el arma con el que podían haber hecho más daño al Liberbank Cuenca,  mucho mejor equipado para esta expedición.

El Bocholt intentó imponer sus galones de campeón belga en los primeros minutos del partido. Winters y Kooijman, los trajes más lujosos de su vestidor, dejaban detalles de muchos quilates y ponían en aprietos a una defensa que no terminaba de sentirse cómoda. En ataque, Sergio López era el encargado de inscribir su nombre en letras de oro como el primer goleador del balonmano conquense en Europa y tanto Dutra como Montoro y Thiago castigaban desde los nueve metros la escasez de centímetros de la defensa flamenca.

El Liberbank Cuenca se sentía tan nervioso como si este partido fuera la primera cena con los padres de su pareja y metía la pata con frecuencia. Kooijman puso con dos goles de ventaja al Achilles y Lidio tuvo que recurrir a un tiempo muerto para que la duda no comenzara a escalar por la espina dorsal de sus jugadores. Fue un minuto de reflexión balsámico que permitió al Cuenca mejorar sus prestaciones en defensa levantar por fin el vuelo. Las paradas de Maciel fueron el dique en el que se estrelló el Bocholt y Dutra la tempestad que le llevó a hacer aguas. El brasileño fue uno de los protagonistas de un parcial de 0-8 junto a un Montoro al que le sentó muy bien respirar el aire de Europa, como si fuera cargado de reminiscencias de sus años dorados. Hasta ocho goles de ventaja consiguieron los de Lidio Jiménez, que dejaban la eliminatoria prácticamente sentenciada cuando se llegaba al descanso.

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Fuente: Voces de Cuenca.