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Los nuevos huéspedes del MUPA

El Museo Paleontológico completa su tercera fase con una imponente recreación de 24 metros del Lohuecotitan, que se suma al Pelecanimimus, el Abelisaurio y el Goniopholis

El Museo Paleontológico, uno de los puntales museísticos de la región, tiene desde esta semana un nuevo huésped, el Lohuecotitan pandafilandi. Debido a su imponente tamaño, a este saurópodo de 24 metros ha habido que buscarle un lugar privilegiado en la parcela exterior, y así comparte territorio con los vecinos que se incorporaron al MUPA a principios de año con la puesta en marcha de la tercera fase, como el Pelecanimimus Polyodon, el Abelisaurio y el Goniopholis. En la nueva morada del mastodóntico ejemplar nos recibe Santiago Langreo, director del Museo y excepcional guía para conocer mejor a estos nuevos invitados.

El Lohuecotitan es un género de saurópodo titanosaurio que vivió durante el Cretácico Superior en España. La única especie conocida para este género es el pandafilandi, descrita y nombrada en 2016 por Verónica Díez Díaz y su equipo de colaboradores. Sus restos fósiles fueron descubiertos en el yacimiento de Lo Hueco, en el municipio de Fuentes. La réplica, realizada por la empresa toledana Garoz, es fruto de un convenio entre la Fundación Impulsa y Red Eléctrica, que ha financiado los casi 60.000 euros de la recreación.

El Abelisaurio, por su parte, es un temible terápodo que habitó en el área de Poyos (Sacedón, Guadalajara) en el Cretácico Superior. Se incluye en el linaje de los depredadores bípedos que podían alcanzar los 10 metros, de extremidades posteriores robustas y brazos cortos. El Goniopholis es un género de  crocodiliforme neosuquio del Cretácico Inferior hallado en el yacimiento de Las Hoyas, en el término de La Cierva. Era un animal semiacuático, muy similar a los cocodrilos modernos y llegaba a medir entre dos y cuatro metros. Por último, el Pelecanimimus es un terópodo ornitomimosauriano del Cretácico Inferior, cuyos restos, en muy buen estado, también se encontraron en Las Hoyas.

El Museo Paleontológico está en continua evolución y desde 2016 no ha parado de crecer en diferentes fases. La última metamorfosis vivió su puesta de largo a comienzos de año. Gracias a esa renovación se realizó una revisión total de la museografía y del contenido científico y didáctico del centro, ocupando el doble del espacio que hasta entonces se utilizaba, para de ese modo poner en valor y realzar la riqueza paleontológica de Castilla-La Mancha, y de forma especial la de Cuenca.

Así, en la primera planta se ubica el área temática del Paleozoico, un punto de interés en elementos representativos de yacimientos castellano-manchegos de esta época como algunos en Cabañeros o Puertollano; el área del Mesozoico, donde se acerca al visitante a la fosilización, a la historia de las rocas y a aspectos generales de los dinosaurios; el área del Triásico en la región, centrada en los triásicos costeros continentales de Guadalajara y Albacete; el área del Jurásico, con los fósiles marinos de Guadalajara, Cuenca y Albacete; y el área del Cretácico, que enlaza con la parte superior y aborda el periodo de la extinción de los dinosaurios.

La planta primera se dedica a los principales yacimientos de la región, Las Hoyas y Lo Hueco, que tienen ahora un espacio expositivo unificado y más amplio donde se reúnen los elementos de estos dos yacimientos. Con las intervenciones de esta tercera fase, Las Hoyas y Lo Hueco tienen el espacio que merecen dada su importancia y la demanda del público para conocerlos, sin olvidar otros recursos como los lagos oligocenos de Cuenca y la fauna de mamíferos del Mioceno de Cuenca y Ciudad Real.

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Fuente: La Tribuna de Cuenca